American Oystercatcher, Salvadora Morales

Ostrero Americano: Uniendo las Rutas Migratorias del Atlántico y el Pacífico

Por Salvadora Morales, Especialista en Conservación, WHSRN

Son las 12:40 am del martes 3 de noviembre del 2020.  Un Huracán de categoría 4 está azotando la costa caribe de Nicaragua, donde vive mi familia, mientras escribo acompaño a mis parientes a la distancia. Los modelos predicen que el Huracán Eta golpeará Wawa Bar, justo la playa donde identifiqué por primera vez un Ostrero Americano (Haematopus palliatus), que hace 18 años resultó ser un nuevo registro para la lista oficial de Nicaragua. ¡Qué casualidad y yo escribiendo sobre los Ostreros!

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Green C5J banded in Phillips Island near Beaufort, North Carolina in 2018, was feeding in a freshly harvested pond in Acuícola Real, in September 2020. Salvadora Morales

Verde C5J anillado en Phillips Island cerca a Beaufort, North Carolina en 2018, se estaba alimentando en un estanque recién cosechado en la finca camaronera Acuícola Real, en septiembre 2020. Salvadora Morales

Cada año desde Septiembre me emociona pensar en que nuevos Ostreros Americanos anillados llegarán a la zona costera del Golfo de Fonseca. El Golfo de Fonseca compartido por Nicaragua, Honduras y El Salvador se ubica en las costas del Pacífico y alberga un mosaico de hábitats que son muy importantes para las aves playeras, compuesto de planos lodosos intermareales, playas, camaroneras, salineras, salitrales naturales, manglares y humedales de agua dulce.  Los Ostreros arriban junto a miles de otras aves playeras migratorias. Aunque las costas del Pacífico en Centroamérica suman más de 7000 kilómetros, son pocos los sitios donde las aves migratorias de paso se detienen en grandes concentraciones, toman energía y continúan su migración. Otras especies como el Ostrero adoptan estos sitios como sus áreas no reproductivas y llegan para quedarse todo el invierno del norte. Pero también se ha reportado una población residente con conteos máximos en el mes de mayo de 10 individuos en todo el Golfo, extremadamente poco abundante.

En diciembre del 2012 fui parte de un equipo de ornitólogos en Nicaragua, que empezamos a explorar el Delta del Estero Real ubicado en el Golfo de Fonseca en la parte de Nicaragua. Hasta entonces Centroamérica había sido poco explorada y no se conocía qué especies de aves playeras utilizaban estas costas. Durante los muestreos observamos un grupo de Ostreros Americanos  (Haematopus palliatus palliatus) con anillos de color; Orlando Jarquín, del grupo Quetzalli, contactó al Grupo de Trabajo del Ostrero Americano y entonces, para sorpresa de todos, fueron identificados como individuos anillados en la Costa Este de Estado Unidos, en donde se reproducen. Gracias al programa de anillamiento del Ostrero se conoció que durante la época no reproductiva algunos individuos a traviesan el Golfo de México, se han observado individuos en Punta Mosquito, Mérida y en  Puerto Cortez en el Caribe Hondureño, desde allí a traviesan montañas para llegar a su destino en el Golfo de Fonseca.   Al aumentar los esfuerzos de investigación también se van aumentando los conocimientos sobre los sitios de escala y no reproductivos de estas aves playeras.

Map of American Oystercatcher banded in the East Coast of the United States and re-sighted in the Gulf of Fonseca and Costa Rica in Central America.

Mapa de Ostrero Americano anillados en la Costa Este de Estados Unidos y re-observados en el Golfo de Fonseca y Costa Rica.

El primer Ostrero que  se observó en el Delta del Estero Real en Diciembre 2012, tenía un anillo negro con el código 6F y se encontraba junto a 32 individuos. Negro 6F fue anillado en 2006 saliendo del nido por Alex Wike en Metomkin Island, Virginia.  En 2013 se observó nuevamente el negro 6F esta vez acompañado de Rojo F6 que fue anillado en South Wolf Island, Georgia en septiembre 2005 por Brad Winn y Barry Harrington. En 2016 junto a 76 individuos se observó el Rojo 49, 48 y 47 anillados en Florida en el 2005 y F3 anillado en Georgia en 2005.   

Desde el 2012 hasta el 2020 en el Golfo de Fonseca se han observado al menos 60 re-avistamientos de 27 individuos anillados en Georgia, North Carolina, Florida y Nueva York, determinando una conexión fuerte entre la costa este de Estados Unidos que se encuentra en la ruta migratoria del Atlántico y la costa Pacífica de Centroamérica que se encuentra en la ruta migratoria del Pacífico de las Américas.  En septiembre 2019 el grupo Quetzalli, la Asociación Hondureña de Ornitología (ASHO) y SalvaNatura en El Salvador llevaron a cabo conteos simultáneos en el Golfo de Fonseca. En estos conteos sumaron el 1.9% de la población biogeográfica de Haematopus palliatus palliatus (231 individuos). Durante el conteo 16 individuos se encontraban anillados. Los conteos simultáneos en el Golfo han permitido reconocer que algunos de los individuos anillados se han observado el mismo día en el lado de Nicaragua (alimentándose)  y Honduras (descansando).  El Rojo 47 se ha observado en El Salvador y en Nicaragua en diferentes años.

Hasta el 2017 se cerró la temporada con conteos máximos de 89 individuos, observados con mayor frecuencia alimentándose en el plano lodoso del Delta del Estero Real y descansando en los muros de la Finca Acuícola Real, en ese momento manejado por el grupo Farallones. Sin embargo, el inicio de la temporada de cosecha coincidió con la migración 2017-2018. Dado que los Cormoranes Neotropicales (Phalacrocorax brasilianus) se alimentan del camarón en las camaroneras, la práctica es espantar las aves, utilizando pólvora para alejarlos. El disturbio por el uso excesivo de pólvora provocó el abandono total del sitio de descanso y de alimentación.  Al finalizar abril de 2018 todas las aves habían abandonado el sitio. Hasta septiembre 2019 que se observaron 28 individuos y únicamente el Rojo 48 había retornado al área.

Red AMH in Delta del Estero Real, was banded in Cumberland Island National Seashore, Georgia in 2018. Erika Reyes

Rojo AMH en el Delta del Estero Real, fue anillado en Cumberland Island National Seashore, Georgia en 2018. Erika Reyes

En ese mismo periodo la finca fue adquirida por el grupo SEAJOY, con quienes se está abordando el problema del disturbio en conjunto con la Oficina Ejecutiva de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP / WHSRN por sus siglas en inglés) y se ha empezado a trabajar en la identificación e implementación de buenas prácticas acuícolas que integren la necesidad de las aves playeras. Uno de los temas principales en los que se está trabajando, es en disminuir la perturbación en las áreas de descanso de las aves playeras, aunque muchos de los 86 individuos de Ostreros Americanos no han retornado al área, se espera que poco a poco los Ostreros vuelvan a su sitio de invernada y descanso.

Contrario a la situación en Nicaragua, en El Salvador aumentaron los registros y se contabilizaron un total de 132 individuos en una salinera de Bahía de la Unión  descansando. De estos nueve individuos fueron anillados en la costa Este y dos de ellos habían sido observados previamente en el Delta del Estero Real. En esta temporada de migración 2020-2021 el primer registro se realizó en septiembre 2020 en el Delta del Estero Real con el  Verde CJ5 anillado en 2014 por Lindsay Addison en Phillips Island en North Carolina, en Octubre Cristian Zúñiga observó en Guanacaste, Costa Rica el Rojo W40 anillado en Anastasia Estate State Park en Florida anillados por Janell Brush y Marchionno Joseph en mayo 2020.

El Ostrero Americano es un claro ejemplo del tema “Las Aves Conectan nuestro mundo” de la celebración del Día Mundial de las Aves Migratorias de este año. El Ostrero Americano es un excelente embajador que une investigadores, grupos de trabajo, sitios reproductivos, sitios de paso y no reproductivos. Cada uno de estos sitios son fundamentales para la sobrevivencia de esta especie y muchas otras migratorias, pero debemos trabajar todos juntos para lograr sitios más conservados y protegidos; sistemas de producción sostenibles, y ciudadanos responsables contribuyendo en la conservación y disminuyendo las amenazas principales que se han identificado en el Golfo de Fonseca, cómo es la pérdida de hábitats de descanso, la perturbación en las áreas no reproductivas y el cambio climático que predice eventos extremos como los huracanes como Eta, que afecta directamente a la población de aves o sus hábitats.